2.10.08

de botoncitos

Dice Mariajo que si tuviésemos un botón para volver hacia atrás en el tiempo, lo habríamos roto de tanto usarlo. Pero yo no estoy de acuerdo. Es más, creo que mi botón estaría en un estado inmejorable. Supongo que no siento esa necesidad de volver al pasado para cambiar el presente. No es que el mío sea una maravilla, todo lo contrario, es bastante normal, pero es el mío, es el que yo he ido decidiendo y supongo que, por mucho que quisiera, si volviese atrás, volvería a hacer exactamente lo mismo que ya hice. Soy cabezota hasta para eso. Aunque, la verdad, no estaría de más regresar de vez en cuando, sólo un ratito y sólo para mirar por un agujerito, como quien espía por el hueco de la cerradura, cómo éramos, para no olvidar qué nos movía ni a la gente importante que pasó por nuestras vidas. Bueno, puede que sí, que, a veces, sí fuese inevitable dar al botoncito para retomar algunas charlas o para dar algún que otro beso de buenas noches más, pero no creo que por eso fuese a romperse, ¿no?

Pienso en todo esto mientras escribo en un portátil a punto de perder el pequeño hilo de vida-batería que le queda y tomo café. Estoy en la cafetería de la facultad de psicología, he acompañado hasta aquí a mi hermana. Es su primer día y esto me trae muchos recuerdos, tantos que miro absorta a mi alrededor como si todo fuese nuevo, sólo que, a diferencia del resto, yo veo otras caras y escucho otras conversaciones de hace tiempo. Recuerdo aquí mi primer día, el cosquilleo en el estómago que producen las cosas nuevas, recuerdo a Mónica, a Lucía, a Ana, a Yurena, a Marta, a Rodrigo, al chico argentino y pienso en la suerte que tuve y que tengo de conservar a la mejor gente de todo aquello. Pienso también en las veces que vine aquí a tomar café con Mariajo y Puri los viernes por la mañana mientras en la barra Diego y Emilio charlaban y yo buscaba a un chico rubio con la mirada, aunque nunca lo encontré.

Pienso en mi hermana y espero que sea aquí tan feliz como lo fui y lo soy yo. Pienso en el nuevo piso en el fin del mundo, en cómo hacer la presentación de la tesina, en nuevos temas para escribir, en qué hacer a partir del martes, en encontrar un trabajo, sea cual sea (cada vez tengo más claro que casi no me importa, no quiero vivir para trabajar, sólo trabajar para vivir), en nuevos viajes contra la crisis… Pienso en hipotecar unos cuantos cartones con que construirme una casita en el Retiro al lado de otra casita de cartones, pienso en mañana (hoy ya), en ti y en seguir sonriendo como lo hago ahora. Pienso en que sigo siendo feliz a mi manera, que después de todo es la que importa.

No, no creo que mi botoncito se rompiese de tanto usarlo.
.

6 comentarios:

skldá dijo...

jo... Diego... :(

Si en el fondo da igual volver atrás, nos equivocaríamos de nuevo...

espero cotilleos cotilleos cotilleos cotilleos :b

ss

violetazul dijo...

pienso igual, mi botoncito tampoco se rompería, no lo usaría tanto..
solo volvería para ver, no para vivir..
yo también sigo dando vueltas a las ideas, para luchar contra esta mala racha que nos toca vivir...
y yo tampoco quiero vivir para trabajar..
besos de viernesnochecasisinluna!

skldá dijo...

que sepas que no me gusta que me censures... si mi vida es una p m pues lo es y ya está...

Alba R. Santos dijo...

Jajajaa... hace más o menos un mes hablamos de tal día como hoy... te dije que hoy pisarías esa facultad!

Un besito pitufilla!

skldá dijo...

A ver si escribimos peeeegüeeeeeriiitoooo (suena igual que la canción de Avalanch, a que sí?)

ss

Adijirja dijo...

Mmmmm... pues yo no sé a ciencia cierta cómo estaría mi botoncito. De lo que sí estoy segura es que no me arrepiento ni de la gran cantidad de veces que he metido la pata. Aunque reconozco que tengo algún recuerdo difuso de cuando tenía 16 años que prefiero olvidar.
Pero en el fondo me hace gracia verme como era y como soy. Creo, honestamente, que he mejorado con los años. No me gustaría volver a tener 20. Ni 30. Me quedo con mis 35, hasta que el próximo mes sean 36... ;))