19.12.06


Que no había sufrido. Que no había sentido nada. Que no se inmutó. Que los rasgos de su cara sólo dibujaron indiferencia. Que su corazón era de piedra. Que el chiquito loco, el que oye las voces, lo había certificado abriendo su pecho en dos. Que ni siquiera brotó sangre de su cuerpo inerte. Que una vez vendió su alma al diablo a cambio de regresarla. Que aquello sólo podía ser cosa de brujas. Que estaba bien hecho. Eso es lo que decían los corrillos de viejas urracas a la salida de misa de ocho. Pero yo no lo creo... Algo se debe sentir... aunque sea tristeza... cuando te matan por segunda vez.

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