8.7.08



Te miro a través de un espejo. Es un espejo como esos de las comisarías que salen en las pelis de polis buenos y malos. En él, leo al revés todas y cada una de las palabras que alguna vez escribiste en mi espalda.

En realidad, creo que ese espejo es un cristal. Porque ambos podemos vernos, aunque yo sólo vea mi reflejo y tú el tuyo. Porque cuando pongo la mano en él, imagino que la tuya está al otro lado. Porque cuando apoyo la frente en él, siento que me das el último beso del día, tu beso de buenas noches.

Ya ves, los reflejos es lo que tienen. Son inverosímiles, impredecibles, juguetones. A veces, se mezclan con vestidos de mil colores en los escaparates de la Gran Vía, se confunden entre libros y flores en las calles de la Latina, se esconden detrás de las ventanas de los pisos que dan a la calle en Lavapiés, se camuflan entre los cachivaches de las tiendas de todo a cien o entre las botellas de un café cercano a Atocha.

Cada uno puede interpretar el suyo a su manera. A mí me gusta sentir el tuyo al otro lado del espejo. De nuestro cristal.
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1 comentario:

Anónimo dijo...

pues otra tengo que decir que es bonito....me estoy volviendo repetitivo...

pero lo que no puedo negar es lo evidente.

:)


un beso