Tú y yo estamos condenados a recorrer una y otra vez los mismos lugares, diez kilómetros a la redonda y vuelta a empezar. Condenados los dos a escondernos de la misma gente escaleras abajo en antros de mala muerte alumbrados con cerillas y ojos moribundos, a vagar por la escombrera que dejan la lluvia y la tristeza cuando se juntan para emborracharse. Y brindan por nosotros dos, sonrisa irónica, por los fracasos, por las noches en vela, por nuestra condena. Condenados por ser humanos. Condenados a seguir siendo uno en dos cuerpos. Condenados, al fin y al cabo, a no ser. Y fíjate, no me importaría pasarme la eternidad entera amarrada a ti por cadenas. Bendita condena la que nos une, aunque sea también la que nos separa.
5 comentarios:
A ti que eres mujer y muy sutil a pesar de que te describes desde o en un escenario infra-infra, debo felicitarte; para llegar a expresar..."que dejan la lluvia y la tristeza cuando se juntan para emborracharse", es porque has expuesto todo tu ser a una decantación,
a una depuración interior + allá de los escobazos, de los 10 km. para allá y vuelta para acá; gracias por la lectura que haces de lo que escribo.
Un beso de xavier.
http://www.wordreference.com/definicion/derviches
gracias por el cuento...
tendré que tomar de eso para mantenerme en estado alerta felina
:P
las cadenas siempre son cadenas, da igual donde se agarren, el cuerpo terso será un día marchito... parecen un edén inalcanzable desde lejos y comienzan a pesar cuando se ciñen a nuestras muñecas...
ss
¿me vas a contar cada noche un cuento cuando te vayas a la cama?
prometo arroparme hasta los ojos y prestar atención, como si fuera el primer cuento.
p.d.:ya no nos hablamos de ud....
:)
Me recurda a una canción de Luis Pastor: "... vueltas a la rueda de la vida..."
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