besos

Cuando se pasa este absurdo de quererse porque sí, de regalarse porque sí, de salir a cenar porque sí, de hacer el amor porque sí, de poner fechas porque sí es cuando los besos saben a besos... los que se dan y los que no... y los que se dan en sueños...


"Te lo dije una vez, los únicos besos que no saben a nada son aquellos que no nos damos, el resto; todos los que se pueden, y los que no se pueden, los que debemos, y los que no debemos, los que se necesitan y los que no se necesitan (Ninguno). Besos bien dados, mal dados, besos al revés, besos en la frente, en la nariz, en los lóbulos de las orejas, besos en el ombligo, besos bajo la lluvia y bajo el Sol que están por venir, besos en la playa y en la montaña, besos en tu paz interior y en la guerra de mi cuerpo, besos en la fuente o en un baño, besos en tu cama o en el parque, besos en tus manos o en mis pies, besos que seducen, besos que se lucen, besos que te arrancan una lagrima y besos que te la limpian, besos que se arrastran por ti y besos que te suben al cielo, besos que suplican que no acaben, besos que se mueren por empezar, besos submarinos y besos en la bañera, besos al aire y besos que te dejan sin aliento, besos sin los cuales no hay aliento que valga la pena, besos que escasean, y que sobran, aunque nunca sobran... Besos en Madrid o en Paris, en Barcelona y en Dublin, en Chueca o en Buenos Aires, en Venecia. Besos que, en fin, sin ti no son nada, sin ti no soy nada...aquí, acá, allí, allá, arriba, abajo, dentro, fuera... Pero siempre contigo".


"Besos en Madrid. Besos en el césped de la facultad, besos en el Retiro, en el cine, bajo el reloj de la Puerta del Sol... Besos en un lugar de sillones de cuero blanco (o negro) para dos, tomando chocolate, café, capuccino o todo a la vez. Porque por un beso estamos dispuestos a volvernos locos. Pero, como dijo Nietzsche, Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura".