2.11.06

Molletes de Antequera (o "que no disfruté, que no vuelvo más")



Un tren que se nos escapa. Primer café en Atocha tras el 721. Maletas de bronce que se quedan en la estación junto a decenas de caras que buscaron vidas mejores. Alemania. Buenos Aires. "Hola. Coche 4". Y a volar en un ave de acero. Nos espera la tierra de Cervantes, del Quijote y Sancho, de El Greco y del crisol de culturas que unos reales católicos se empeñaron en romper para siempre. "Welcome to Toledo". Y nos reímos de nuestro inglés de guardería y recordamos aquello de "ancha es Castilla", para arriba y para abajo, a derecha e izquierda, León y La Mancha. Y Madrid está en Toledo, muchas caras conocidas... hasta el Museo del Prado quiso viajar ayer con sus mejores retratos. Los recuerdos prometían. La ciudad se veía majestuosa desde la otra orilla... y en la otra orilla se quedó. Al final, se esfumaron los recuerdos por callejuelas intrincadas, siguiendo carteles que no llevan a ningún sitio... rodaron por interminables pendientes que van a parar al Tajo... o a algo que se le parece... Inventamos otros, con otro nombre. Y brindamos con tinto por otro viaje y otro sueño. Y confío en promesas que caerán en París. Calles de Portugal, espadas "que nos sablaron" y Cervantes preside impasible el callejón y petrificado aguanta los flashes, a pesar de no estar acostumbrado a semejantes artilugios. Lo mejor, como siempre, las historias que inventamos... y la compañía.

P.D. GRACIAS por la parte de esta historia que te toca, que es casi casi toda, y por ser parte de mi locura constante; por ponerte conmigo tantas veces la nariz de payaso, por dejarte convencer (con lo que me cuesta), por dejarme improvisar la vida, los viajes, las sonrisas y hasta las lágrimas, aunque sea lo que menos les guste a tu racionalidad y previsión... por estar ahí y por ser como eres... Por cierto, esta es la sonrisa de Diego (ya sabes que la tengo más devoción que a la de Javi)

1 comentario:

skldá dijo...

bueno, si los señores de los blog me lo permiten hoy te escribiré un textito. Corto y sin chicha, lo siento, pero tu texto no me da pie a más pues ya está dicho todo. Creo que el beleño, los gatos negros y los miles de callejones daban sensación de más embrujo. Pero en realidad fue un día agradable como otros muchos, en realidad, como sabes, para mi es más importante la compañía que el lugar, al fin y al cabo son solo casas, calles, árboles, gente, coches... lo mismo que en cualquier otra ciudad, ¿no?