22.10.06

Me gusta caminar por la mañana bajo la lluvia incesante con El País bajo el brazo. Me gusta sentir el aire en la cara, mientras tarareo Una de romanos. Me gusta, incluso, la espera en la cola, el olor a pan recién hecho y escuchar la risa contagiosa de la panadera que se pone en pie cuando la ciudad duerme. Me gustan los domingos de otoño. Ya me merecía uno. Sobre todo después del miedo de los dos últimos días... Mi abuelillo, el que es fuerte como un roble, se tambalea, se hunde y siente el miedo, ése mismo que siempre me ha dicho que no hay que tener nunca. Dice que no está bien y culpa a su cabeza... Otra vez... Y vuelve el recuerdo de los hospitales, de los coágulos que amenazaron con llevárselo, que le robaron la chispa y la vida y le hicieron parecer una marioneta... Y vuelve el miedo, vuelven las lágrimas, las llamadas de teléfono a deshora, el temblor de manos y los escalofríos... Pero han vuelto también su risa, sus bromas, sus historias, sus consejos... todo de golpe. Después de análisis de sangre, pruebas neurológicas y horas y horas de bata blanca, todo está bien. Mi abuelo está bien. Me encantaría que el mundo conociese a ese personaje que me compró la muñequita de torero hace miles de años y que me ha contado las batallitas más increíbles. Creo, sin menospreciar a nadie, ni mucho menos (no podría), que es la persona más especial de mi familia. El que siempre tiró del carro, el que siempre está ahí, quitando importancia a los problemas, confiando en el futuro... El que, como muchos, puso kilómetros de por medio para dar una vida mejor a su familia, el que dedicó horas y horas de duro trabajo para demostrarnos que se puede salir adelante si creemos en nosotros mismos... Para él no hay obstáculos y con 76 años sigue tratando a la vida cara a cara, sigue sonriendo al futuro camino de Guadalupe cada 8 de septiembre, gritando desde lo alto y al amanecer que hay que ir "siempre p'alante y sin miedo"... Te quiero...

4 comentarios:

ana dijo...

Vane, gracias por mostrarnos y compartirnos a tu abuelo. Grata compañía para empezar la mañana de lunes, que no alcanzo a ver tan románticamente como tu ves la del domingo,

Anónimo dijo...

Me alegro de que todo haya quedado en un susto. Por el cariño con el que hablas de él, se da por hecho su grandeza.

A ver si nos vemos pronto, que se te echa de menos.

Besos!

cj dijo...

Los abuelitos son un regalito maravilloso...son una cajita llena de tesoros, un puñado de experiencias, sentimientos, cariño y bondad
Tenerlos a nuestro lado (física o no físicamente) es simplemente una bendición de Dios.
Un besito niña...y espero que estes bien

Melena dijo...

Hola, mi niña!
te diría que sigas aprovechando toda esa sabiduría y todo ese cariño. Sigue disfrutando de su compañía y de la tuya propia, en tus domingos de otoño, que ojalá no se acaben nunca.

Un abrazo!!!