24.1.07

a Ricardo, in memoriam

Solía repetir a menudo que "no se puede escribir de alguien con quien no has compartido como mínimo algún momento de su vida". Pero hoy, sólo hoy, me voy a permitir el lujo de hacer lo contrario. Y es que, bien mirado, quien la ha leído, ha sido capaz de vivir cada momento de, por ejemplo, la entrevista que hizo a Ben Laden antes de que Ben Laden se convirtiese en lo que es, ha sido capaz de sentir la tormenta de arena, de respirar ese aire y también a él le molestaron los mosquitos que fueron testigos de la conversación, aunque estuviese a miles de kilómetros y a varios días, meses, incluso años, de distancia.

Pudo haber sido cualquier otra cosa. Supongo que cuando naces y ya te sorprendes deambulando por tu ciudad y sorteando los peligros del frente o cuando no tienes un par de buenos zapatos hasta llegar a la adolescencia, los pies dan muchas pistas, y no siempre buenas. Aún así, prefirió pintar su cara de ébano y se enfundó, metafóricamente, el hábito del misionero: "su entusiasmo, su humildad y su locura". Y no debe ser nada fácil cuando tu objetivo es pasar la frontera y tu meta contar el mundo, "aunque sea tan grande y tan difícil describirlo".

Hace dos días me topé en la Casa del Libro con Herodoto. Tendrás que esperar, le dije con pena. Entonces, aún podía imaginarlo tecleando en su vieja máquina, apegado a ella, en una buhardilla de Varsovia. Y ayer, la muerte de la que zafó cuatro veces, protegido, sin duda, por Cristo y su carabina al hombro, fue más fuerte. "El enviado de Dios" volvió a su seno. Así que, a partir de ahora, pondrá sus cinco sentidos (estar, ver, oír, compartir y pensar) al servicio de otro gran reto: ser desde donde esté uno de los maestros de este oficio para el que no sirven los cínicos.

Podría haberlo hecho con su apellido. Con letras mayúsculas. Con el pulso firme de un ególatra. Y nadie le habría dicho nada. Nadie se lo habría reprochado. Aún así, hacía gala de la humildad que sólo poseen los más grandes. No en vano, alguien dijo de él que es el mejor periodista del mundo. Y, sin embargo, firmaba Ricardo. KAPUSCINSKI

D.E.P

Porque "lo importante no son las cosas, sino el significado de las cosas", vaya, desde el cuarto de las escobas, mi pequeño homenaje.

3 comentarios:

skldá dijo...

AH!! que rara eres... más que yo... ss

Anónimo dijo...

Me ha encantado! No imagina hasta que punto... entre otras cosas porque, una vez más, la vida esta llena de casualidades.

Buenas noches!

Anónimo dijo...

¿Hoy no hay cuento de buenas noches?

:(

vaya...

muchos bicos!!

Al