6.11.06

Y tú, ¿crees en la magia?

- Ya sé que querías ser amable -dijo, ablandándose-, así que me puedes dar un beso.
Se había olvidado momentáneamente de que él no sabía lo que eran los besos.
- Ya me parecía que querrías que te lo devolviera -dijo él con cierta amargura e hizo ademán de devolverle el dedal.
- Ay, vaya -dijo la amable Wendy-, no quiero decir un beso, me refiero a un dedal.
- ¿Qué es eso?
Es como esto.
Le dio un beso.
- ¡Qué curioso! -dijo Peter con curiosidad-. ¿Te puedo dar un dedal yo ahora?
- Si lo deseas -dijo Wendy, esta vez sin inclinar la cabeza.
Peter le dio un dedal y casi inmediatamente ella soltó un chillido.
- ¿Qué pasa, Wendy?
- Es como si alguien me hubiera tirado del pelo.
- Debe de haber sido Campanilla. Nunca la había visto tan antipática.


A veces es bonito no haber perdido del todo la inocencia y seguir creyendo en que existe Nunca Jamás y compartir la lógica de los niños... A veces, creo en la magia y en las hadas y en los duendes y en las brujas buenas y en que allá arriba alguien te protege y saldrá a tu encuentro cuando llegue la hora de partir... A veces, hasta me hacen creer en que después hay otras vidas y no es la nada... si no, de qué serviría...

A veces, como ahora, lo negro no es tan negro, sino que va adquiriendo tonalidades de colores y basta la cosa más absurda para hacerme reír como una loca, para pasarme el día cantando y hasta improvisando monólogos acerca de lo que llevó a mi casera a comprar las bonitas cortinas del salón... Y es que la felicidad no llega, sino que la construimos nosotros mismos...

P.D. En la noche en que las ranas embotellaron el agua de su charca para comprar zapatillas de marca...

5 comentarios:

skldá dijo...

Yo no. ¿Para qué? tal vez mi vida fuese mejor, a veces más alegre, tal vez cuando sueño creyese en ello. Pero no es cierto. No. Supongo que porque en mi vida nunca hubo magia, todo es siempre tan real... tan no un sueño. Quizás, en algún momento, alguien arañe esa cortina negra y detrás aparezcan miles de colores, aunque no estoy segura de si sabría reconocerlos.

Anónimo dijo...

Hay una calle del casco antiguo de Cáceres que dice todo lo contrario, tesoro... también alguna tetería de Lavapiés, historias en las que lo primero es cerrar el grifo y después ya se verá, labios que pronuncian tu nombre por la espalda y que te defienden 'guisando' la ensalada, muchos muchos cuentos de buenas noches desde hace todavía más años, sudokus hechos a medias y discusiones sólo de dos, fotos escondidas, comidas y cenas compartidas con el de la cara de pillo, cuadernos de Coca-Cola que fueron testigos de más de una historia de amor, saludos en plan comandante, miradas calladas y mil detalles más llenos de magia que espero no olvides nunca...

Pero la magia no está sólo en esos mil y un momentos... hay magia también en la caída jugando a badmington, en los días en los que es necesario conjuntar la ropa (como lo era hoy), en las canciones, en las caras de Eva, de Diego, de Enrique cuando les prestas toda tu atención, en la invitación de Adri para que vayas el viernes, en las fotos de la finca, en las conversaciones de camilla con tu gente, en los juegos de ayer y de hoy con David, en la voz de tu hermano cuando le dices que le has comprado una katana, en los viajes que hemos hecho y en los que hemos imaginado, en las charlas en las noches de verano, en Cabañas, en los atardeceres camino de Guadalupe, en la acampada del siglo, en los 'tibudólares', en los comienzos de año, en los cumples, en las sorpresas, en las vueltas con globos incluidos, en los regalos que no esperabas, en los libros... en la vida... Si quieres verlo, si crees en ello, cualquier cosa está envuelta de magia...

Ya sabes, no lo olvides nunca... ¡Menos mal que estoy yo aquí para recordártelo!

skldá dijo...

Eres como mi banco de memorias perdidas. La verdad es que es posible que como siempre tengas razón.La verdad es que ahora estoy un poco distante de todo, supongo que si leíste mi texto de "Supuraciones" es algo bastante evidente. Al final, creo que es tan simple como que cuando los recuerdos duelen los piso y piso hasta que se hunden lo suficiente (vaya ejemplo que doy como psicóloga), pero es cierto, y si quieres que te diga la verdad, ya ni recuerdo la sonrisa de Diego.

skldá dijo...

merece otro texto, puesto que no te veo hasta la noche, muy de noche ya, que he conseguido por fin que me vaya de aquí a mi blog, la razón es evidente, pero no la voy a decir para que no quede patente mi estupidez.ss

Anónimo dijo...

Me encanta que la pequeña de ojos color esperanza esté sonriéndole a la vida.
Y totalmente de acuerdo con que la felicidad la construye uno mismo, el problema es cuando nos roban las herramientas de trabajo..
algunas de las mías...se me han quedado olvidadas un tanto lejos de aquí..por eso tendré que ser paciente y esperar..
y bueno, siento no poder firmar con mi link al blog..pero es que desde que me mude a la nueva version beta de blogger, no puedo hacer comentarios con mi nombre de usuario..esto de la tecnología siguen siendo un vaívén
le mando un abrazote...