18.8.06

Café Tortoni. Buenos Aires

Si las mesas de los cafés hablasen…

Hablarían de otros tiempos. De bohemia, de tertulias infinitas, de negocios, de política. Del tiempo necesario para arreglar el mundo. Puro vértigo. Del dibujo de planes con maletas aún sin deshacer. De Nostalgias con mayúscula. De poetas trasnochados y noches de tango. De refugios de exiliados. De alfonsinas con anhelos de una libertad tan sólo soñada: “Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte”. De revoluciones, de literatos de siempre.

Hablarían de hoy. De charlas que no se sabe cuándo empiezan ni cuándo terminan. De viejos libros escondidos bajo el polvo del olvido. De regresos al pasado, de los días que se fueron y de los que están por llegar. De viajes hechos y de estaciones pendientes. De deudas con la vida. De sueños. De fracasos y vueltas a empezar. De amigos de ahora y siempre. De risas y lágrimas a punto de caer. De recuerdos, de abrazos, de los besos que no se dan. De interminables esperas. De apariciones por casualidad. De sorpresas.

Si las mesas de los cafés hablasen… contarían historias de vida, historias leídas al revés en el reflejo de un espejo; historias de noches de borrachera y mañanas de resaca en el centro de una plaza o en un callejón, de cartas insomnes, de miradas cómplices, de secretos a voces. Contarían las mismas historias con distintos personajes. Y hablarían de reencuentros y de despedidas, del amor y el desamor, de brindis a deshora porque alguien lo vale, porque alguien lo siente así.

Si las mesas de los cafés hablasen… hoy lo harían de vos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y de tortas rellenas de dulce de leche... Y del rincón que, en otros tiempos, fue una peluquería. Y de los curiosos y los de siempre. De los libros dedicados y las mesas con nombre propio escrito.

Pero de todo... hay algo que recuerdo con más peso. Es Juan, un camarero con toda la vida a cuestas que se entretenía riéndose de las líneas de la mano de los clientes. Ya ve, si algún camarero hablase.

¿Sabe que me dijo? Que no importa el destino, el lugar ni el tiempo. Que no importa nada si, al final, el corazón y la cabeza están en otra parte...

(Enhorabuena. Conseguido).

cj dijo...

la verdad ese es un tema que no me habia planteado antes..lo de si las mesas de los cafes hablaran..y si, podrían decir millones de cosas..palabras y sentimientos ocultos...lágrimas que las bañaron impetuosamente,
Y si pudieran leer nuestros pensamientos sería mejor todavía..
aprovecho para decirle, señorita coordinadora del taller, que por esta semana haré el trabajo por usted, de enviar el informe, pero de la proxima no se salva
queda tambien pendiente nuestro granizado de naranja, aunque al parecer, nuestro amado verano esta a punto de emigrar
besos señorita de leganés

Melena dijo...

Pues ojalá no lo hagan nunca, han sido testigos de demasiados momentos... que tampoco cuenten nunca lo escuchado y lo percibido, las dudas e indecisiones, las paranoias, los desahogos y hasta las carcajadas ensordecedoras.