
Me contó el principio y todo lo que vendría después, sin saber siquiera cuándo empezó. Sin tener idea de cuándo terminaría. La primera vez, miraba a través de una ventana. Como si extrañase a alguien en aquella habitación que después se convertiría en un lugar a medio camino entre el infierno y el hielo. Nunca supo si su percepción había sido cierta. Nunca se lo preguntó. Nunca hubiese contestado. Sin embargo, algún día respondió. Una vez. Dos. La primera le dio las gracias por describir un tesoro en esta ciudad en la que casi nunca sucede que alguien te quiera así. La segunda habló de miedos, de cafés, de risas y confesiones a medias. De libros que se cerraban. Alguna vez, tiempo después, también de otros que se abrían. Libros nuevos que, sin embargo, seguían contando las mismas historias. Flores de plantas cuyas raíces seguían sin ver la luz...
Mientras, el sombrero hongo sigue al lado del espejo. Ya casi no queda ni el reflejo. En la habitación que alguna vez compartieron Sabina y Franz, a falta de luz del día, sólo queda el diccionario de las palabras incomprendidas (última parte y final)
7 comentarios:
Que todas las historias terminen en puntos suspensivos... ¿no?
Por el momento, Pequeño diccionario de palabras incomprendidas (continuación). Prometo contarle, en cuanto la termine, si la historia acaba o no en puntos suspensivos... No depende de mí (aún cuento con la capacidad de Milan Kundera para sorprenderme, pero adelantándome un poquito a los acontecimientos ya leí, entre paréntesis, "terminación")
¿Recuerdas que una vez escribiste, después de leerme, que todo el mundo parecía escribir mil historias entre líneas?
Joooo.... ¡¡¡empiezo a tener esa sensación!!!
(Y encima hoy trabajo... ya ves, un sábado por la tarde...) :(
Un besín.
Ahhhh... Kundera. Diccionario de palabras incomprendidas. Empiezo a encontrarme... Eso me recuerda que tengo una amiga, Mar Ferragut (tiene nombre de artista), que escribe un diccionario con su hermana de palabras que le gustan. Sí, así de simple, palabras que le gusten...
¿Cuál es tu palabra favorita?
¡Vaya! Esta vez me lo puso difícil... (pero no se ría!!!)
Pues sepa usted que ni historias entre líneas -aunque todo dependa de la perspectiva de los ojos que miran-, ni mi palabra favorita es amor o libertad -elegidas como las más bellas del castellano para conmemorar el Día del Libro- ni es solo una.
Mejor dos... CANDIL y TAJUELA. Si es que hasta para eso soy más de pueblo que las amapolas... pero créame si le digo que me traen recuerdos entrañables.
Un beso de alguien que hoy ha decidido regocijarse en su propio aburrimiento, aunque ya empiezo a estar aburrida... Esto de no tener absolutamente nada que hacer no era tan buena idea. Mañana me pondré manos a la obra...
¿Será difícil conseguir un sombrero de hongo por estas tierras? Lo demás, lo hago mío porque me ha tocado como si me descubriera.
Un beso
¿Tajuela? jajajaja... ¡¡que maja!!
¿Ha terminado el libro? ¿puntos suspensivos o final de los finales?
Aburrirse es un lujo necesario... (de vez en cuando).
Sueñe, señorita, con los angelitos.
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