24.5.09

Quien es feliz
no mira los relojes.
Son los relojes los que miran
a quien es feliz.

Evgeni Evtuchenko


¿Eres feliz?

13.5.09


Con claveles blancos me despido de usted. Sé que desde la estrella donde se instala toda la gente a la que queremos cuando se nos va los verá y sonreirá. Yo, como siempre, intento parar las lágrimas a base de recuerdos instalados en ese cuartucho de las escobas que es la mente. Y me quedo con su risa, con los bocadillos de chorizo que más de un verano nos comimos en Viejas, con sus historias, con las veces en que tía le decía "Si a ti te he civilizado yo, Felipe". Descanse en paz.

FOTO: Claveles blancos, Almudena Salamanca.



12.5.09

"Llevaba toda la vida muriéndose y nadie se lo creía"

Como casi cada día, delante del ordenador elijo al azar un disco que poner de banda sonora a una tarde más que se va sin remedio. Cierro los ojos y muevo el cursor del ratón por un espacio invisible. Casi siempre toca Sabina o Ismael, supongo que el inconsciente guarda incluso hasta los lugares que no se ven. Pero hoy, por una de esas casualidades, malditas casualidades a veces, también el inconsciente dirigió el cursor: Antonio Vega. Y ya que el destino marca el tributo me decido por pasar junto a él 3000 noches con Marga. Creo que es su disco que más me gusta. Quizás porque escribir al amor de tu vida cuando se ha marchado para siempre tiene que doler tanto que ha de compartirse con el mundo para no desfallecer. Sin darme cuenta estoy llorando. Son esas lágrimas absurdas que resbalan sin piedad por las mejillas, lágrimas de las que intentan lavar las pérdidas, incluso cuando no sabes muy bien lo que has perdido. Nunca conocí a ese chico triste y solitario, pero conozco su melancolía y con ella, y con él, he pasado muchas tardes como ésta que se van sin remedio. Cuando las ausencias empiezan a matar un poquito, lo mejor es agarrarse a los recuerdos. Y compartirlas. Descansa en paz.

10.5.09

Siempre las tardes de domingo.
Un poema de Pedro Salinas y la voz de Pablo Milanés.

Y algunas fotos en la retina.
Y algunos nombres en la cabeza.
Y aquello que me guardo.
Siempre las tardes de domingo.

Batidos de palabras.
Puré de sentimientos.
Nostalgia. Ganas de llorar. Y de reír. Y de escribir.
Y de no hacer nada.
Siempre las tardes de domingo.