31.7.06

_la historia de mi vida (Miguel Gila)

Les voy a contar a ustedes la historia de mi vida, que es de mucha pena. Así que si algún enfermo del corazón que se tape los oídos.
Yo tenía que haber nacido en diciembre, pero no me habían terminao el abrigo y me estuve esperando pa' nacer en agosto, con todo el calor.Y nací, no estaba mi mamá en casa, había salido a pedir perejil a una vecina, y yo nací solo. Y bajé a decírselo a la portera.
Dije:-Señora Julia, que... que soy niño, que he nacido y no está mi mamá en casa, ¡a ver quién me da la merienda!
Y me dio de merendar la portera. Muy poquito, porque de joven había sido nodriza y había criao once niños y el cajero de un banco, que luego ni se casó con ella ni nada.Y subí a mi casa y cuando vino mi mamá salí a abrir la puerta y le dije:
-¡Mamá, he nacido!
Dijo mi mamá:-¡Que sea la última vez que naces solo!<
Y me preguntó que si me había puesto polvos de talco, dije que sí que los había agarrao de la cocina y dijo:-¡Idiota...! Te has puesto el pan rallao.
Y entonces escribimos una carta a mi papá, que trabajaba de buzo en París, y vino corriendo, dijo "ahora sí que hay que trabajar", porque ya éramos muchos en mi casa. Eramos nueve hermanos, mi papá, mi mamá y un señor de marrón, que no le conocíamos, que estaba siempre en el pasillo y dormía allí la siesta. Y mi papá se puso muy contento porque hacía ya mucho tiempo que no nos veía. Y como éramos muy pobres y teníamos poco dinero, pues en lugar de gastárnoslo en champán y en taxis y eso, lo echamos en una tómbola y nos tocó una vaca. Bueno, nos dieron a elegir: la vaca o dos pastillas de jabón.
Dijo mi mamá:-La vaca, que es más gorda.
Y dijo mi papá:-¡Tú con tal de no lavarte, lo que sea!<
Y llevamos la vaca a casa y la pusimos de nombre Matilde, igual que una tía mía que se había muerto de una tontería. Mi tía se murió porque tenía un padrastro en un dedo, de esos pellejitos, empezó a tirar, a tirar, a tirar y se peló toda. Y la vaca la pusimos en el comedor, pero todas las visitas se sentaban con la vaca, y luego ni olían a visitas ni nada.
Y dijo mi mamá:-¡Pa' tener visitas y no poder olerlas....!
Y dijo mi hermana:-¡Eso! -que a mi hermana le gustaba deciir cosas-.
Y entonces dijo mi mamá:-Ahora eliges entre la vaca o yo.
Y dijo mi papá:-Son amores distintos... -y nos quedamos con la vaca-.
Y la pusimos en el balcón, pa' que tuviera fresca la leche. Se conoce que tenía un cuerno flojo, se le cayó a la calle y le dio a señor de luto. Y subió muy enfadao y cuando salió mi papá a abrir dijo:
-¿Es de usted?
Y dijo mi papá:-Yo qué séee, yo que séee -porque mi papá era muy despreocupao-.
Y el tío del cuernazo se murió y a mi papá lo metieron preso y se escapó un domingo por la tarde, que no había taxis, y dijo "estoy libre" y se le subió a un señor encima y dijo: "¡Hale, a los toros!" Y lo tuvo que llevar.Y allí le volvieron a detener y entonces, como seguíamos siendo pobres, mi mamá me abandonó en la puerta de unos marqueses, que eran ricos y tenían corbatas, y sopa, de todo. Y por la mañana salió el marqués, me preguntó cómo me llamaba y dije:
-Como soy pobre, Pedrito.
Dijo el marqués:-Desde hoy te llamarás Luis Enrique Carlos Jorge Alfredo. Y luego me llamaba "Chuchi", y quería que estudiara, para saber dónde están los ríos y eso, pero yo me escapé y me coloqué de ladrón en una banda. Pero lo tuve que dejar enseguida porque me puse enfermo, y todo lo que robaba lo devolvía. Y fui a ver al médico y me dijo que solo podía robar caldo y pescao blanco, y para andar así, pues mejor no. Entonces me coloqué con un fotógrafo, ¡que era muy bueno! ¡muy bueno! te sacaba muy favorecido. A lo mejor retrataba a un pordiosero todo canijo, sucio, ahí, todo roto, pequeñijo, y en la foto le salía un ingeniero con los ojos verdes ¡que daba gloria! Y un día me equivoqué, puse dinamita en lugar del magnesio, y maté una boda. ¡Vamos, quedó un invitao...! pero muy torcido... ni parecía invitado ni nada. Y además, como no sabía multiplicar, pues no podía hacer fotos de 6 x 9. Así que me echaron, y ahora ya no hago nada. Solo andar despacito, y sentarme ... algunas veces.
Y esta es mi vida.
Buenas tardes, o, lo que sea.

30.7.06

_ayer, pasado, mañana


Ayer, pasado, mañana
digo quizás para no decir
ni si, ni no, ni fuego, ni bandera
ni te mato, ni me muero,
ni siquiera.

Tal vez el siglo que viene
te cantaré la canción que nunca terminé
ni llueve, ni ternura, ni te debo, ni me debes
ni me curas.

Lejos de ti
las pesadillas se parecen a los sueños,
los que perdí.
Ayer, pasado, mañana.

29.7.06

_sombrero hongo y palabras incomprendidas

Madrid no es Praga. Ni lo será nunca. Ni falta que hace. Esta ciudad, que hoy vuelve a derretirse bajo mis pies, tiene sus propios cuentos eróticos, sus propias historias de amor y desamor, de nostalgia, tristezas y risas sin sentido. Sus seres también viven sus insoportables levedades, como Sabina, como Tomás, como Franz. Como ella... Con o sin sombrero hongo delante del espejo, con o sin su pequeño diccionario de palabras incomprendidas (primera, segunda o tercera parte).

Me contó el principio y todo lo que vendría después, sin saber siquiera cuándo empezó. Sin tener idea de cuándo terminaría. La primera vez, miraba a través de una ventana. Como si extrañase a alguien en aquella habitación que después se convertiría en un lugar a medio camino entre el infierno y el hielo. Nunca supo si su percepción había sido cierta. Nunca se lo preguntó. Nunca hubiese contestado. Sin embargo, algún día respondió. Una vez. Dos. La primera le dio las gracias por describir un tesoro en esta ciudad en la que casi nunca sucede que alguien te quiera así. La segunda habló de miedos, de cafés, de risas y confesiones a medias. De libros que se cerraban. Alguna vez, tiempo después, también de otros que se abrían. Libros nuevos que, sin embargo, seguían contando las mismas historias. Flores de plantas cuyas raíces seguían sin ver la luz...
Mientras, el sombrero hongo sigue al lado del espejo. Ya casi no queda ni el reflejo. En la habitación que alguna vez compartieron Sabina y Franz, a falta de luz del día, sólo queda el diccionario de las palabras incomprendidas (última parte y final)

27.7.06

_la insoportable levedad del ser

"Cada uno de ellos había creado un infierno para el otro, pese a que se querían. El hecho de que se quisieran demostraba que el error no residía en ellos, en su comportamiento o en la inestabilidad de sus sentimientos, sino en que no congeniaban porque él era fuerte y ella débil".


Y, si quieres llorar, te hago reír (y, si quiero reír, me haces llorar)


25.7.06

_diario de a bordo (día 2)

PRÓLOGO especial para JAVI (si aún tiene fuerzas y ganas para pasar un rato en el cuarto de las escobas):
Presiento que este post también tendrá más de 3 párrafos (y mire que intento seguir sus consejos de experto) pero haga un último esfuerzo, tómelo como si fuese uno de esos mails que tiempo después reconoció no leer y procure acabarlo. Creo que después de tanto tiempo de quejas sabe que soy persona de pocas palabras. Esto no significa que no tenga nada que decir, sólo que lo hago mejor escribiendo...



Bueno, hoy, como no podía ser de otro modo, toca Inforpress. Creo que mi cara no engaña a nadie: tenía ganas de acabar... necesitaba acabar ya. Mentiría si dijese que me da pena. Vosotros, los que leeis esto y los que no, habéis sido testigos, pasivos y activos, de lágrimas, mañanas de mal humor, comidas desesperadas y charlas, en este o aquel mundo, sobre mi desánimo y mi desesperación. Lo que más me duele es lo que esta dichosa oficina ha conseguido cambiarme. Hasta casi hace que pierda mi sonrisa perenne. Pero bueno, aquí acabó. Como alguien me dijo hace poco: "Todo tiene un principio y un final... hasta las canciones y lo que marcan. Hasta Comala", a pesar de que esto no lo fue nunca...

Antes dije que no me daba pena. Incluso me paré a pensar qué me llevo de bueno y me sorprendió darme cuenta de que nada, cuando trato siempre de hacer lo contrario. Pero claro que me da pena y claro que me llevo algo, un tesoro más valioso que las bases de datos, los contactos o el (nulo) aprendizaje: a mis dos escuincles, a mi Pauly y a mi chico favorito.

Lo sabéis todo. Lo que os quiero, lo que os voy a extrañar... No sé si os lo he dicho suficiente, pero ahí va de nuevo: GRACIAS. Por todo. Por las terapias de grupo, por los chistes, por las adivinanzas, por la complicidad, por el ánimo, por las sonrisas, por las palabras, por los textos de Chile, por los chicos de Javi, por las mañanas en las que hicimos de "Celestina" y emparejamos al máster, por compartir conmigo cada situación, cada 'secreto', cada problema... y, claro, también por las risas (o acaso no os acordáis del día en que a Alguien 'sin querer' se le olvidó subir el portátil de Alicia).

Se me acaban las palabras y siento que me falta mucho por deciros. Habrá ocasiones. No veremos en cualquier lugar del tiempo (que diría Calamaro).

Y GRACIAS también al resto de personas que han sufrido esta aventura mía: no doy nombres, sabéis de sobra quiénes sois. Me los ahorro, además, porque este post no es más que mi pequeño homenaje al "trío LaLaLa", que, a pesar de lo que se pueda pensar, no se separa aquí...

Os quiero mucho

22.7.06

_defínete

Alguien me preguntó:

- Y tú, ¿cómo eres? Defínete

Esta foto viene a decir todo lo contrario...

17.7.06

_bajo Madrid

Bulle Madrid a las seis, a las siete, a las ocho; bulle esta mágica ciudad por la mañana, por la tarde, por la noche, en la madrugada. Gente en Sol, en la Gran Vía, en Lavapiés, en Malasaña. Andan, corren, vuelan tras un taxi o el autobús, pasean los abuelos bajo un sol de justicia. En Madrid se canta, se llora, se habla, se discute... o todo a la vez. En la superficie, pero también bajo el suelo hay vida. Quizás el infierno o algo que se le parece. Ánimas desangeladas vagan como zombis en el suburbano a las seis de la mañana. Todo se confunde tras una bofetada, tras el golpe que el ambiente provoca en la cara cuando pisas la estación. Hace calor, demasiado calor. El aire se puede cortar, se palpa, te envuelve y te ahoga cuando aún no has despertado. Otras almas, también extraviadas, se agolpan tras una línea. Las miradas perdidas en un túnel, tras una luz, al borde del abismo de unas vías que abortaron ansias de libertad. Pero aún no han muerto, no es la última luz. Por fin llega el tren, el mismo que cada día nos lleva a ninguna parte. A mí, a ti que lees esto, al resto de los mortales que nos acompañan en este viaje. ¿Cuántas más? ¿Cuántas almas más cabrán en este vagón? ¿Cuántas? Comienzan las miradas furtivas, el odio se refleja en las caras dormidas que sólo despiertan para gritar, para quejarse... Otros intentan evadirse tras las páginas de un libro que, antes o después, cerrarán para abrir otro. Será mañana. El aire se hace irrespirable. Los olores se juntan, se agolpan, se mezclan y te rodean hasta angustiar. A ti y al pequeño que llora en su carrito. Sus lágrimas se confunden con los insultos de la señora que cubre sus arrugas con medio kilo de maquillaje, con las voces de los que intentan salir mientras otros se empeñan en entrar, con el pitido de las puertas al cerrar. Y lo inunda todo el sudor del ejecutivo que ha de sufrir el traje y la corbata, el olor a vainilla de la chica del vestido de flores, el de mora de la niña de la piruleta. Pero al final siempre hay una estación que te espera, el destino. Lo amenizas tú, que cantas en la esquina, que alegras cada mañana y cada tarde y cada noche por unas monedas. Lo amenizan las notas de esa guitarra y la voz que me recuerda por qué me gusta esta ciudad. Porque esta es la magia de Madrid, con todo, lo malo y también lo bueno...

16.7.06

porque un día decidí quererte y al siguiente me di cuenta de que debía haberte olvidado ya

(No hay más que escuchar las letras de este genio, que algún Felicísimo profesor definió como “un poeta frustrado”, para darse cuenta de que te canta a ti, de que sabe exactamente lo que piensas, de que sin mirarte te desnuda como a la Magdalena. Al final, siempre me acompaña en cada viaje en tren, en los de ida y en los de vuelta, como el de esta tarde, como ahora que escribo esto para matar las dos horas que me separan de un noveno piso vacío; en cada paseo por este Madrid, en el que yo también me quedo, en los de hoy y en los de ayer… Seguro que también en los de mañana)

Sus pupilas contaban historias para no dormir, provocando las ojeras que le sobran a mis ojos, un día después de lo que el viento se llevó. Y cuando bajo de la luna al disco duro de roer, con el sueño del revés y un futuro sin mañana, lloro lágrimas de plástico azul, rodando por la escalera, lágrimas de plástico azul, con sabor a despedida… porque creo que soy la mujer invisible que una noche soñó un imposible parecido al amor.

Como si llegaran a buen puerto mis ansias, como si hubiera donde hacerse fuerte, como si hubiera por fin destino para mis pasos, como si encontrara mi verdad primera, como traerse al hoy cada mañana, como un suspiro profundo y quedo, como un dolor de muelas aliviado, como lo imposible por fin hecho, como si alguien de veras me quisiera, como si al fin un buen poema me saliera… una oración.

Cansada de los besos que no me dabas, líbida por exceso de sangre fría, desanudé los nudos que amordazaban la boca del embudo de la alegría. Porque invertir en latas de sopa boba es como barnizar el propio ataúd, te hubiera dado más de lo que me robas…

Pero cuando se nos sube a la cabeza la espuma de una tristeza crepuscular, el óxido de los días, las utopías con hielo, el azul galimatías del cielo según san Juan, no hay más que decir… y bla, bla, bla… llueve sobre mojado y después de llover, un relámpago va deshaciendo la oscuridad con besos que, antes de nacer, morirán, porque ni yo mato por celos ni tú mueres por mí. Y pobre aprendiz de brujo, que escupe al firmamento y se despierta tirado en la cuneta, a dos leguas de El Café, con una maleta al hombro llena de escombros y un bollo de pan de ayer. Cuando no queda nada ya mejor que la lluvia y entrar en cualquier bar y pedir un Martini (a falta de un barril de cerveza que mata de sed) y volver a largarse sin haberlo pagado y odiar a las parejas que salen de los cines. Las siete de la tarde, quisiera estar borracho… y cantar siete notas empapadas de alcohol, campanadas en el fondo del mar, carcajadas que me hicieron llorar… y bailar el vals de la tristeza más triste del mundo, la pereza de los vagabundos, el rompecabezas que no terminé. Y olvidar la liturgia de las despedidas, la bala perdida que viene por mí, la nostalgia que amarga la huida, la banda sonora de lo que viví, ayudada por la canción de los buenos borrachos que, de madrugada, vuelven al hogar… La canción que se canta al oído, la canción que no quieres oír, cuando, en el olvido, pienso en ti…

Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido… cuerpo a tierra, saluden, media vuelta, de frente, firmes, alto, descansen, carguen, apunten, fuego… porque ¿de qué voy a lamentarme?, bulle la sangre en mis venas cada día al despertarme, me gusta resucitar, a quien quiera acompañarme le cambio versos por penas, bajo los puentes del Sena, de los que pierden el norte, se duerme sin pasaporte y está mal visto llorar… Y en Comala comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver. Así que, desafiando el oleaje, sin timón ni timonel, por mis sueños va ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje, luciendo los tatuajes de un pasado bucanero, de un velero al abordaje, de un no te quiero querer. Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar... cuando busco un encuentro que me ilumine el día y no hallo más que puertas que niegan lo que esconden…

Ya sabes, si te animas, vivo en el número siete, calle Melancolía… tengo estufa, dos gatos y tele en color; un manual para héroes y canallas y medio par de zapatos de clown.

15.7.06

_desde mi ventana...

Leganés. Desde un noveno piso en una calurosa noche de verano... No es Madrid, no es París... pero las luces los recuerdan. Salió una foto rara, como esta noche, como todo este año... Podría ser cualquier ciudad de cualquier parte del mundo... Es lo que veo desde mi ventana mientras intento alejar la nostalgia de este día que acaba por fin... tiene su encanto, más que por lo que es, por lo que sugiere, por los recuerdos que trae a mi mente de otros lugares, de otros tiempos, de otras personas... Como dice Sabina, aquí también "las estrellas se olvidan de salir"...
Mañana será otro día

12.7.06

_hoy dice el periódico...

Tranquilos. No voy a copiarles la canción de Sabina, aunque la letra bien lo merece.

Hoy dice el periódico que ha muerto en Cambridge Syd Barret, el que fuera fundador y timonel de Pink Floyd. Dicen que "el abuso de las drogas sintéticas, que, en buena medida habían contribuido a desarrollar su creatividad, hicieron rápidamente mella en su salud mental". Parece que vivía desde hace años recluido en su casa por esta razón. Incluso hablan de que, a veces, se paseaba por las calles de su ciudad con una tijeras de podar en la mano. Parece que se volvió loco...
Tampoco me extraña. Este mundo no es para menos.
Hoy dice el periódico...
- Un 11-J terrorista deja más de 170 muertos en siete trenes en Bombai (y con ello, el terrible recuerdo del 11-M)
- El aparato militar de ETA se aísla para actuar si se rompe la tregua
- Funeral por el soldado español muerto en Afganistán (y con él otra viuda destrozada que jamás secará sus lágrimas)
- Hallado muerto de un balazo en la cabeza en su casa de Tarrasa
- Penas de 3 a 7 años para los menores que lincharon a un joven en las fiestas de Berga
- Los niños palestinos, las "víctimas colaterales". Acompaña al titular la foto del funeral del pequeño Khaled Wahba (y, mientras, se sigue matando en la franja de Gaza)
- 3.700€ por matar lesbianas y homosexuales el día del Orgullo Gay en Jerusalén
Por suerte, aún Bob Dylan sigue cantando por la PAZ.
Les dejo. Me vuelvo un ratito a mi mundo, a hablar con vos. Creo que estoy demasiado triste para estar aquí. En eso quedamos, ¿no?

11.7.06

_alimentando rumores infundados


Si quieren saber qué es el Amor, no acudan al diccionario, ni lean tediosos tratados filosóficos; no busquen novelas de Corín Tellado, ni siquiera escuchen música. Paren en seco en este mismo momento, sientan un segundo el silencio, cojan tanto aire como puedan y... miren a la persona que tienen ahora mismo a su lado. Sí, la que les observa desde el sofá con cara de no saber qué les pasa, la que les espera en la próxima estación, la que les aguarda allende los mares o, simplemente, la que guardan en su cabeza porque no ha podido o no ha querido estar ahora mismo sentada en ese sofá. Ahora, cierren los ojos. Verán que recuerdan con nitidez fotográfica cada uno de sus gestos, cada palabra, cada olor, cada situación y cada beso, los que se dieron e, incluso, los que no. Si, de repente, sienten que un escalofrío recorre su piel, lo reconocerán de inmediato. Es el Amor. Si son afortunados, en este mismo momento deberían haber dejado de leer esto y estar besando unos labios o mandando un "te quiero" a cualquier rincón de este planeta...

10.7.06

_chagall



- Así debería ser el amor
- ¿Con una cabra tocando el violín?
- Bueno, la felicidad no es completa sin una cabra tocando el violín

9.7.06

_una vieja estación


Hoy volví al Métropolitain. A un cartel en blanco y negro de Toulouse-Lautrec. Sin vos, París no es lo que era.

8.7.06

_desde el cuarto de las escobas

He cerrado la puerta del cuarto de las escobas. Me quedo dentro. Definitivamente y tras mucho meditarlo, creo que lo que se queda fuera no me gusta demasiado. Sé que será inevitable salir de vez en cuando (hay que cubrir las necesidades primarias de Maslow; bueno, las de Maslow y las mías), pero éste es un buen refugio.
Sí, desde aquí les escribo. Pero no se dejen llevar por primeras impresiones. Aquí no se está tan mal. Antes de decidir quedarme me encargué de acomodarlo bien. Ahora no es oscuro, sino que se parece a un anfiteatro con paredes de hotel de Portugal. En ellas colgué decenas de recuerdos enmarcados. Sólo los que merecen de verdad la pena. Además, traje mi maleta. Sigue llena, con los sueños de siempre y los nuevos, los que no se cumplieron aún y los que quedan por soñar. Rescaté la nostalgia de menta y chocolate y también mis alas, por si algún día, finalmente, me atrevo con el abismo.

Aquí seguiré montando en globo, caminando Madrid de noche, callejeando... Aquí "comenzaré esa novela que siempre quedó en el tintero, retomaré mis clases de guitarra, plantaré el árbol (sabiendo que esta vez no será un sauce llorón, sino un abeto -el misterio-) y compraré el lienzo en el que pintarlo todo. Creo que para entonces me seguiré acordando de ese personaje que puso 'patas arriba' mi vida con su sonrisa y puede, incluso, que sean sus ojos los que queden reflejados en el cuadro. Espero, para entonces, haber dejado atrás este vacío"...

Dice Mario Benedetti que "no podemos llegar a ser vanguardia de nada ni de nadie, ni siquiera de nosotros mismos, si irresponsablemente decidimos que el pasado no existe". Por eso, para cuando regrese, con su vacío, su nostalgia salada, su añoranza eterna y sus recuerdos, aún me quedará mi mundo paralelo, ese que nunca pude acabar de parar y que sigue dando vueltas, aunque más despacio. Ese que sólo conocen los que algún día creyeron en Nunca Jamás. También allí os espero, proque allí será donde os necesite.